Por: Juan Pablo Muñoz Betancourt
El 20 de marzo era un día como cualquier otro en la ciudad de México pero a las 12:03 pm un sismo de 7.6 en la escala de richter sacudió a la ciudad. Rápidamente ésta se paralizó. A algunas personas, como en mi caso, nos trajo remembranzas de lo acontecido en el terremoto del ’85.
La luz se fue en varias partes de la ciudad, las lineas telefónicas no servían, no había noticias en televisión ni en radio, fue cuando encendí la computadora y el único medio para obtener información era el Twitter. Así fue como yo llevé el seguimiento de los acontecimiento tal como los twitteaba Marcelo Ebrard. Pero las noticias viajaban más rápido de otras partes del país o de otro países Gente que se encontraba en Estados Unidos o España ya sabían lo que pasaba en México a tan solo unos minutos del sismo, cuando incluso dentro de la misma ciudad de México no se esparcía noticia alguna mas allá del Twitter.
Entre una y otra noticia en Twitter, salió el reportaje de que la empresa mexicana CEMEX subía sus acciones tanto en Wall Street con un 2.21 por ciento así como en la Bolsa Mexicana de Valores con un 3.87 por ciento. Tal parecía que el miedo y la sensación de este fenómeno natural era rápidamente transformado en números, negocios, política y economía a nivel nacional y mundial.
Los mexicanos aun no sabíamos si existía un saldo de muertos y heridos, desconocíamos las condiciones de la ciudad, en muchas partes seguían sin luz, no habían ni pasado 10 minutos y la gente seguía fuera de los edificios y casas a causa de posibles replicas, y sin embargo, la bolsa mexicana de valores ya empezaba a calcular el incremento de acciones de CEMEX.